sábado, 29 de noviembre de 2014

Otra de adolescentes

Por: Fernando Zamora
@fernandovzamora

Fernando Eimbcke dejó de hacer videoclips para entrarle al cine apenas hace diez años cuando Temporada de patos se hizo famosa por mostrar a los adolescentes como lo que son. En un mundo en que los medios venden la adolescencia como una edad más bien enferma, los protagonistas de Eimbcke sobresalían entre otras cosas por el candor de quien lleno de angustias se encuentra invadido de hormonas que matan a un niño que apenas ayer gozaba de buena salud.

Después de Temporada de patos vino Lake Tahoe. Parecía una segunda parte de la misma historia: un adolescente tenía que buscar la pieza de un coche descompuesto. Vista la cosa en plan hermenéutico uno podía ver que el muchacho traía adentro la pieza rota.
Hoy está en cartelera Club sandwich, una comedia en la que Eimbcke retoma los temas que le preocupan. Hace bien. En la historia del cine hay dos clases de directores: quienes como Kubrick o Coppola son capaces de tocar cualquier tema desde cualquier género y quienes, como Almodóvar o Woody Allen, siempre giran, de una u otra forma, en torno al mismo lugar.

La semana pasada terminaba yo mi texto en este espacio con una pregunta triste: ¿por qué será que el mejor cine de México se está haciendo en Estados Unidos? Club sándwich parece responder a la pregunta en forma sorprendente: “también en México se hace hoy por hoy muy buen cine”. Con el presupuesto del catering de Birdman de González Iñárritu, Eimbcke ha producido en nuestro país una extraordinaria película que pareciera la tercera (y culminante) emisión de aquella misma historia sobre la que el artista vuelve cada vez.
Club sándwich retrata de nuevo las aventuras y desventuras de la compleja relación madre-hijo, la irrupción de la sexualidad y esa angustia disfrazada de desinterés que producen los incipientes cambios en el cuerpo. La película está contada (y éste es solo uno de sus grandes logros) en forma absolutamente visual. Lo que se dice es lo de menos, lo que se calla es lo de más. Si un personaje pide que le traigan unas papas, lo que está pidiendo en realidad es que lo dejen solo y eso es algo que solo se logra cuando se tiene una magnífica dirección y buenos actores.

Club sándwich es la culminación de una sola historia en la que el protagonista es el director; un director cuya historia personal vamos descubriendo película a película, un poco como Tarkovski, quien también estaba obsesionado por los mismos temas: el pasado, la influencia de los padres, la inutilidad del amor. Con diferentes recursos, Eimbcke es un artista que no necesita de decenas de películas para conseguir esa pieza rota que el personaje de Lake Tahoe está buscando toda la película. Eimbcke, tengo la impresión, la está buscando en el arte. El adolescente de todas estas películas es él mismo: un hombre interesado en el paso del tiempo y en el fin de la infancia. Una vez en una comida con Vicente Leñero le pregunté: “¿estás consciente de que eres el mejor director de cine de este país?” Él me espetó una sonrisa de niño y cambió el tema. Nos pusimos a hablar de bicicletas.

Dirección: Fernando Eimbcke. Guión: Fernando Eimbcke. Fotografía: María Secco . Con Lucio Giménez Cacho, Carolina Politi, María Renée Prudencio. México, 2014.


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