sábado, 18 de octubre de 2014

El tesoro perdido

Fernando Zamora
@fernandovzamora


Hace tiempo que quiero escribir un texto que solo pueda entender quien haya visto la película. Gone Girl ofrece esta oportunidad.
Gone Girl tiene algo de Something About Mary aunque a primera vista no lo parece. 

Vamos, Something About Mary es una comedia y Gone Girl es un thriller, pero yo no creo en esta clase de géneros y sospecho que David Fincher tampoco. Estoy convencido de que esta película tiene que verse con buenas dosis de sentido del humor. Así, será fácil notar que sin duda, hay “algo” en Rosamund Pike; un “algo” que enloquece a los hombres. Ella es tan perfecta que resulta lógico que la locura se dé vueltas siempre cerca de su cabello rubio y sus ojos azules. El tono de ambas películas es distinto, claro, pero quien haya visto Gone Girl debe concederme que ese “algo” del que goza Amazing Amy, heroína de las niñas bobas de los Estados Unidos, cuando decide sentar cabeza y casarse con un hombre más bien rural, tiene que salirse fuera de control. Como con Mary, cuando un hombre comete el error de enamorarse de Amy, enloquece. Y enloquece textual.

Pero Gone Girl tiene también algo de Plein soleil, esa película francesa que dirigió en 1960 René Clément.  Uno quiere que el sociópata se salga con la suya, que venza y nos dé a todos el placer de ver a la burguesía subyugada frente a la inteligencia. En Plein soleil, Alain Delon interpretaba a un extraordinario señor Ripley que por desgracia varios años después reinterpretó Matt Damon en clave homoerótica. La adaptación de la novela de Patricia Highsmith que dirigió Minghella en 1999 es absolutamente prescindible, pero afortunadamente para los amantes de Fincher su Gone Girl recuerda el Plein soleil de los sesenta. Y los valores burgueses giran como en un barril colina abajo. ¡Viva el malo de la película!

También hay algo aquí de What Ever Happened to Baby Jane. No se trata solo de ese misterio psicológico que tanto soban los críticos, no. En la película de Aldrich había unas hermanas que, creo, se amaban sinceramente. En Gone Girl Fincher juega con esta clase de amor. Y es que a pesar de lo que pudiesen creer los biempensantes, estoy convencido de que el matrimonio Dunne se ama todo lo que puede. ¿Que son retorcidos? Es cierto. 
Los amantes de la dulzura de un cine como el que hacen Robert Aldrich y David Fincher tienen que ser un poco retorcidos también.

Lo más sorprendente, sin embargo, es que también hay algo aquí de David Fincher, el director. En efecto, Se7en era macabra hasta el extremo. No había nada de qué reírse. Era una película que más que sangrienta resultaba triste. Gone Girl, con todo y los sicópatas que pueblan la película (o tal vez gracias a ellos), es el reverso de Se7en y, claro, uno sale lleno de preguntas pero con excelente buen humor.
Hay en Gone Girl un matrimonio que para celebrar su aniversario cada año juega “la búsqueda del tesoro”. El tesoro es en sí mismo la búsqueda, de modo que la belleza de esta película radica en que solo quien sepa lo que el tesoro es puede, cabalmente, apreciarlo.

Gone Girl (Perdida). Dirección: David Fincher. Guión: Gillian Flynn. Fotografía: Jeff Cronenweth. Música: Trent Reznor y Atticus Ross. Con Ben Affleck, Rosamund Pike, Neil Patrick Harris y Tyler Perry. Estados Unidos, 2014.

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