viernes, 11 de julio de 2014

Entre Klip y Ninfomanía

Por: Fernando Zamora
@fernandovzamora


El cine causa pasión. Tanta que un buen amigo (Evodio Escalante) me escribió para decir, con respecto a mi texto sobre Ninfomanía, que más que Von Trier el moralista era yo. Como también a mí me apasiona el cine (supongo que es evidente), estuve pensando en esta “crítica a mi crítica”. Finalmente llegó a mis ojos una película: Klip de la serbia Maja Milos.
    El actor Stellan Skarsgard definió así Ninfomanía en Vanity Fair: “es la historia de una joven que trata de ir más allá de sus problemas familiares teniendo tanto sexo como sea posible”. ¡Vaya! La misma sinopsis de Klip aunque, claro, las películas son muy diferentes. Para comenzar, Klip no comienza etiquetando a su protagonista de “ninfómana”. 
    Jasna tiene catorce años, vive en Belgrado y su único interés es el sexo. La familia disfuncional, las amigas con las que compite por el self pic más cachondo y las noches de coca y marihuana son accesorias. Las diferencias en el ethos de ambos directores al retratar a una mujer hipersexuada son éstas: 1) La directora no tiene el mal gusto de crear a un personaje que nos explique, interprete y, en suma, nos diga qué tenemos que sentir en cada secuencia de la película. 2) En competencia con Hollywood, Milos no pretende deslumbrar con efectos visuales. La apuesta es narrativa. Klip está contada como a través de los celulares con los que los adolescentes documentan su propia existencia. 3) Klip no usa el sexo para desarrollar teorías new age. Milos es como una pintora renacentista. Se limita a permitirnos mirar. Y lo permite tan bien que por eso el final de Klip resulta tan contundente. Mucho más conmovedor y verosímil que el previsible final de Ninfomanía, un cliché por donde se vea.
    Ahora, si lo que gusta de Ninfomanía es que parece una película transgresora, vale la pena pensar esto: Klip está prohibida en Rusia mientras que Ninfomanía ha sido aplaudida en este país que moralmente resulta tan retrógrado. Que cada quien piense lo que quiera, pero si la moral instaurada por Putin encuentra que Ninfomanía es permisible y Klip no, debe ser porque ésta es verdaderamente transgresora y la otra no.
   También políticamente: un grupo de muchachos pasea por las ruinas de Belgrado y uno grita: “Que se chinguen Estados Unidos, Facebook y la ONU: Kósovo es de Serbia”. Esta frase en su contexto es mucho más contundente que el largo discurso en que Von Trier nos explica las razones de su Anna Karenina. “Kósovo es Serbia”. Yo no lo sé, pero esta secuencia me recordó Berlín, Año Cero, esa conmovedora película en que Roberto Rossellini usaba como escenario las ruinas de la capital del nazismo.

    El retrato de la adolescencia serbia que hace la directora Milos demuestra que la guerra de los Balcanes sigue aquí y aunque no vale la pena psicoanalizar a la protagonista de Klip pareciera que todos estos hoyos que está intentando llenar son los de una guerra viva en Europa: en la violencia de películas como Klip o Ninfomanía. Esa violencia dulzona en que el sexo en Extreme Close Up es nada más un pretexto para hablar de cosas más importantes.
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Klip (Clip). Dirección: Maja Milos. Guión: Maja Milos. Fotografía: Vladimir Simic. Con Isidora Simijonovic, Vukasin Jasnic, Sanja Mikitisin. Serbia, 2012.

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