viernes, 23 de mayo de 2014

Entre amor y perversión

Por: Fernando Zamora

@fernandovzamora

Que el amor es un crimen perfecto es una idea romántica que pega bien con esta película: L'amour est un crime parfait. La historia de un profesor de literatura sirve como pretexto para explorar el fenómeno del amor, entre otras cosas porque el hombre se sabe la cita perfecta y, sobre todo, tiene la actitud de saber qué hacer para que sus alumnas toquen el Parnaso.

Pero las cosas se complican, claro. Y es aquí donde se encuentra uno con el arte de los herma- nos Larrieu, quienes han adaptado una exitosa novela de Philippe Dijan para darle a su cine un toque Hitchcock en locaciones suizas: las cabañas de madera en que truena el fuego ilustran bien la ambigüedad que se mueve entre lo inocente y lo perverso. Philippe Dijan es autor de la novela original. Y vale la pena subrayarlo porque en 1986 escribió una de las más hermosas películas en torno al complejo fenómeno del amor: Betty Blue o 37 grados por la mañana. Si hay un autor capaz de mostrar al amor en sus facetas deformes, ese es Philippe Dijan.


Y puede que Betty Blue sea un paradigma difícil de superar, pero El amor es un crimen perfecto tiene lo suyo, sobre todo por aquello del suspenso en torno al cual gira el diseño de producción: tono, música, ritmo, y la belleza de esas protagonistas femeninas que enloquecen a un hombre de letras que ha despertado tarde al amor.

De Philippe Dijan, los hermanos Larrieu han conservado el retrato de una psique conflictiva y romántica. Y lo recrean tan bien que uno es capaz de pasar por alto ciertas inconsistencias en el guión porque, a fin de cuentas, lo que aquí importa es sumergirse en el amplio panorama de un filme que a veces tiene carácter de sueño sexual.

Marc es profesor de literatura en la universidad de Lausana. Como los suizos, todo mundo lo sabe, no tienen la moral cerrada de, digamos, los estadunidenses, a nadie le preocupa demasiado que el profe dedique buena parte de su tiempo a coleccionar relaciones con sus alumnas. Por otra parte, Marc vive con una hermana con la que mantiene una relación, digamos, ambigua. Hasta aquí, normal. La cosa se pone interesante cuando la última conquista desaparece y todas las sospechas comienzan a caer, claro, sobre el maestro seductor. Es aquí donde entra el arte que enseñó Hitchcock en el cine: los personajes mienten, niegan cosas que nosotros, en tanto espectadores, hemos visto y, en los mejores momentos de la película, nos hacen dudar incluso de nosotros mismos.

Gracias en parte a la genial actuación de Mathieu Amalric, este profesor de literatura francesa que se mueve a voluntad entre las frases amorosas del cliché y las frases que de verdad enamoran a las jovencitas que le buscan la cara por los pasillos, gracias en parte a la novela de uno de los escritores de thriller francés que más conocen lo retorcido del alma humana cuando está enamorada, El amor es un crimen perfecto resulta perfecta para reflexionar en torno a los límites entre amor y seducción.
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FICHA TÉCNICA: 
El amor es un crimen perfecto (L'amour est un crime parfait). Dirección: Arnaud Larrieu y Jean–Marie Larrieu. Guión: Philippe Djian, Arnaud Larrieu y Jean–Marie Larrieu. Fotografía: Guillaume Deffontaines. Con Mathieu Amalric, Karin Viard, Maïwenn, Sara Forestier y Denis Podalydes. Francia, Suiza, 2013.

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