viernes, 15 de marzo de 2013

Moraleja política



Por: Fernando Zamora
Oz, el poderoso no es una gran película. Tampoco hubieran sido buenas las de Piratas del Caribe si en lugar de Johnny Depp, el principal hubiese sido James Franco quien es carismático, sí, pero no tiene los tamaños de un gran actor. Poco se le cree a Franco cuando pone cara de ternura, en cambio Mila Kunis hace a una magnífica bruja, mientras que la buena del cuento, Michelle Williams, quita pesantez a la original del 39 y le da un humor cándido.
Oz pretende explicar cómo es que El Mago de Oz llegó a ser tal. Hay al menos dos niveles en la interpretación de esta película. El primero es el más complejo para quien, como yo, se declara fanático del Wizard of Oz de Victor Fleming, con Judy Garland al frente de una obra histórica. Sam Raimi, director de Oz, es famoso como productor televisivo y parece haber trabajado mucho en la reinterpretación de una obra presente en toda la cultura de Estados Unidos: desde La Guerra de las Galaxias hasta Pink Floyd. Debe ser difícil, sin duda, reinterpretar una obra así; casi una blasfemia. Para comenzar, ¿quién se atreve a meterse en los zapatos (rojos) de Garland? Solo tal vez la misma que tuvo la audacia de reinterpretar a Marilyn Monroe y que salió ilesa en el intento. Michelle Williams, sin embargo, no interpreta en Oz, el poderoso a Dorothy sino a la bruja blanca, la enamorada del mago que vive en Kansas y que por casualidades tan especiales como las de la obra del 39 viene a parar a Oz que, en este caso, es su propio mundo. El segundo reto en la reinterpretación del clásico fue hacer del mago (símbolo del farsante y el charlatán) un héroe. Todos los defectos del Oz del 39 se invierten de forma que lo que en el original era charlatanería en el 2013 se vuelve imaginación; lo que en 1939 era engaño se vuelve en el 2013 estrategia. Oscar, nuestro mago de Kansas es, claro, un vivales. Eso todos lo sabemos. Lo saben las brujas y todos los que han tenido contacto con la obra original. Raimi y sus guionistas han tenido como reto explicar cómo es que semejante charlatán llegó a ser tan importante políticamente hablando en un mundo que, de tan onírico, a veces parece salido de un sueño de cannabis. Lo han logrado; guionistas y director han filmado un Oz sólido, divertido y a su manera, heroico. He aquí el logro de Oz, el poderoso. Para empezar, no compite con el clásico de 1939; muy al contrario, lo recrea y ofrece para él una nueva interpretación.
Lo sepan o no, los autores de Oz el poderoso han dado al Oz del 39 un carácter político. Si uno lo mira bien, todo gran gobierno comienza arriba, pero decae cuando se prolonga en el poder. Ese rey que antes era ingenioso, divertido y justo, con el paso de los años se vuelve intolerante, vanidoso, decadente. Oz, el poderoso es el mismo Oz que vemos en las últimas secuencias del clásico del 39. Gran logro para una película menor: retomar a Víctor Fleming y hacer con él una película para niños que tiene una discreta moraleja política.

Oz, The Great and Powerful (Oz, el poderoso). Dirección: Sam Raimi. Guión: Mitchell Kapner y David Lindsay–Abaire, basados en la novela de L. Frank Baum. Música: Danny Elfman. Fotografía: Peter Deming. Con James Franco, Mila Kunis Rachel Weisz y Michelle Williams. Estados Unidos, 2013.

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