viernes, 16 de noviembre de 2012

Primera palabra: no



Por: Fernando Zamora
Gael García sabe hacer política. Hoy actúa una película que habla de elecciones difíciles. No son las mexicanas; son las más terribles de América Latina, las elecciones en que perdió Pinochet en un plebiscito que parecía arreglado. Que hay puntos de contacto con todas las elecciones del continente, sobra decirlo. Por eso repito: Gael sabe cómo se hace política: no hay más que recordar nuestra historia.
Con talento de la EICYTV de Cuba (Altunaga es asesor de guión), dinero de España y Estados Unidos, Larráin recuerda los vicios de nuestra democracia: campañas de miedo, medios cooptados y a la mitad un personaje que se debate entre su puesto en la TV y la posibilidad de participar en algo en verdad importante.
No tiene mucho de cine europeo. Ya ha dicho Angelopulos que el cine latino es, ante todo, cine europeo. Lo es porque carece de los presupuestos hollywoodenes, porque tiene que contar historias locales y porque es más heredero de la Nueva Ola y del Neorrealismo que de Hitchcock y de Chaplin.
La profundidad de No estriba en un guión bien escrito y bien actuado; en la encarnación de un publicista de medio pelo que con ideas y sin resentimientos pudo sacar de la silla a uno de los dictadores más crueles de nuestra historia. Pinocho (con cariño: sus enemigos) ha perdido el apoyo de Estados Unidos y está obligado a ofrecer un plebiscito. Tiene los recursos, el apoyo de gran parte de la población y sobre todo a los medios. Es aquí que aparece el héroe: Gael es un creativo que tiene que luchar en dos frentes. En uno están los militares de vieja escuela que lanzan amenazas a sus hijos y a su mujer; en el otro, los comunistas resentidos (con razones válidas, sin duda) que quieren usar el plebiscito para llenar las calles de hiel. Gael escoge un camino insospechado. Una campaña de alegría y gozo: un ¡no! De felicidad.
En una escena, el equipo de publicistas del “No” preguntan a la señora de limpieza por qué piensa votar por Pinochet. Ella responde: “Mis hijos van a la escuela y viven en paz”. La gente quiere paz y a base de miedo la ultraderecha gana con legitimidad las elecciones. Gael sabe de política y por eso este año trabaja en este filme que habla de una campaña que conjuró, con alegría, los miedos de hombres y mujeres que más que quimeras real-materialistas quieren una paz de carne y hueso. Y aunque suele suceder lo contrario (quienes esgrimen la paz como bandera traen consigo la guerra), el protagonista sabe que a la gente de a pie se le convence con felicidad y futuro; con una campaña sin revanchismos ni dimes y diretes: un baile y un jingle pegajoso, con eso basta para lanzar al Pinocho a la calle. El logro de nuestro publicista consiste en mostrar que a un golpe no se responde con otro golpe o con sentimentalismos; se responde con la felicidad de quien sabe que de su lado trabaja el futuro. Ya sabía Piaget que en el desarrollo del niño su primera palabra es la más importante. Y es también alegre. Esta palabra no hay que olvidarla nunca. Es fácil y hay que aprender a decirla: no.

FICHA
No. Dirección Pablo Larráin. Guión Pablo Larráin. Con Gael García Bernal, Alfredo Castro y Luis Gnecco. Chile, Francia, Estados Unidos, 2012

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