lunes, 12 de noviembre de 2012

Paidofilia



Por: Fernando Zamora
Life during wartime tiene un mensaje críptico, pero si uno se pregunta a qué guerra refiere el título encontrará que el autor afirma que, más que los pedófilos, en esta sociedad están enfermos los “normales”. No hay en la moral políticamente reinante un discurso más incendiario, pero Solondz ha sabido cultivar su prestigio con la lucidez de una diva y desde que irrumpió en el arte con Welcome to the dollhouse (1995) ha ido desarrollando sus argumentos como un ajedrecista. Life during wartime solo puede ser entendida como parte de un corpus y particularmente en conjunción con Happiness (1998). En Happiness las cuestiones abiertas por Solondz estaban azucaradas con cinismo. Lo que hoy dice es puramente poético.
En torno al tabú del niño como objeto sexual, Solondz ha logrado lo que Almodóvar no pudo: recrear a un pedófilo que respira y tiene sangre; uno que cuestiona al hijo a quien no destrozó la vida y que es recordado con nostalgia por el hijo menor. El filme está basado en estos dos puntos de vista: el criminal que sale de la cárcel y no sabe en qué momento recaerá y el hijo que escribe su ensayo sobre el significado de volverse adulto. Timmy prepara su bar mitzvah y no es casual, me parece, que el trasfondo de esta búsqueda del padre y el hijo suceda con un rito religioso como trasfondo. Es la ausencia de certezas; es la “muerte de Dios” en el sentido nietzscheano (una tragedia y no un aleluya) la que da razón al vacío de todos estos seres: sus fantasmas, su necesidad de ser amados y esta obsesiva confusión entre el sexo y el amor.
Durante mucho tiempo pensé que Solondz era un cínico más. Uno que escandaliza como quien envuelve la “mierda de artista” o busca en el siglo XXI el sentido de un cuadro hecho de manchas rojas. No lo es. Solondz forma parte de una generación de cineastas que busca con seriedad la razón del arte en un capitalismo en el que todo vale lo mismo. Si en Muerte en Venecia la irrupción del adolescente servía a Gustav para demostrar que la belleza se da en el aquí y ahora, en Life during wartime la irrupción del pedófilo tiene como función demostrar que sin al menos un valor absoluto (eso que en Solondz es la persecución del “happiness”) nada tiene sentido. Sin al menos una piedra angular sobre la que asentar los juicios, la moral del pedófilo es en todo equivalente a la del ama de casa que busca rehacer su vida con un hombre normal.
Tampoco es casual que el niño tenga tantas preguntas con respecto al terrorismo ni tampoco que el hijo mayor del pedófilo esté buscando demostrar que la función principal del sexo entre los seres humanos es evitar la violencia y no la reproducción. En esta obra, Solondz lanza un sutil manifiesto que dice que la felicidad existe y que por tanto el bien existe. Si esto fuera cierto, sería válido el amor de estos niños por su padre por más que este fuese un degenerado y entenderíamos que el final tiene la contundencia de un anti-Edipo en esta sociedad que poco sabe de moral bergmaniana.

Life during wartime (Del perdón al olvido). Dirección Todd Solondz. Guión Todd Solondz. Música Vivaldi. Fotografía Edward Lachman. Con Allison Janney, Shirley Henderson, Michael K. Williams, Michael Lemer y Dylan Ridley Snyder. Estados Unidos, 2009

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