viernes, 7 de septiembre de 2012

La fragilidad intocable



Por: Fernando Zamora
Se ha visto mucho: la historia de un hombre atado por la locura, por su cuerpo, por la vejez (un Quijote) que se enfrasca en la aventura de hacerse amigo de un simple (un Sancho) de modo tal que el Sancho se quijotiza y el Quijote se sanchifica. Intouchables va por ello, por la historia de un millonario cuadripléjico que cambia y se deja cambiar en el encuentro con otro, un portentoso marginal de origen africano que, como veremos, representa un mundo en Europa, tanto que Intouchables fue votada en 2011 como uno de los hechos culturales más importantes de Francia.
François Cluzet hace del tetrapléjico; su actuación pareciera insuperable. Poco importa que la historia esté “basada en un hecho real”, uno sale del cine y ha vivido con él la impotencia de estar atado, las pesadillas que lo asaltan de madrugada. Omar Sy es el marginal de cuerpo magnífico, sonrisa cautivadora y ojos que saben intimidar. Intouchables es una pequeña joya porque está muy bien actuada y el lugar común del encuentro amistoso entre dos opuestos revive para darnos hora y media de un melodrama que sabe a felicidad.
Driss, el hombre negro, representa a todo un mundo en Europa porque es esta clase de marginal que vive mejor en los países post-industriales solo desde el punto de vista material. Desde el punto de vista cultural, el precio de su “vida mejor” es pasar siempre por un extranjero. La afirmación racial sigue siendo tan importante en Europa que es posible que el conflicto de fondo se desdibuje en los países americanos. De este lado del Atlántico damos mucho menos importancia a la pretensión de pureza (por más que la hay) y el concepto de nación se basa en imperativos que no tienen que ver con el elemento racial. En la más rancia sociedad francesa, sin embargo, un negro o un gitano difícilmente son vistos como un igual. Por si fuera poco, la vida de Driss transcurre en oficinas para conseguir su cheque de desempleado.
Entre Driving Mrs. Daissy (1989) y Le scaphandre et le papillon (2007), Intouchables es efectivamente un “hecho cultural” porque se atreve a tocar este tema espinoso: el racismo. Y lo hace sin hipocresías y sin clichés; viendo las dos caras de la moneda. Es verdad que Driss vive de la asistencia social, de los impuestos del pueblo francés y sin embargo…
Durante una escena de la película el millonario le pregunta a Driss qué se siente depender del trabajo de los otros. El cuadripléjico se está refiriendo, por supuesto, al cheque de desempleo que recibe Driss y a los impuestos con los que se paga este cheque. Hay una ironía. Mientras dice esto, el millonario está siendo masajeado por cinco enfermeros. Él también depende de los otros para vivir. En esta ironía está la profundidad de una concepción del mundo que se afirma en dar para recibir y devolver. Ya lo dijo Lennon: al final el amor que recibes es todo el amor que das. Intouchables se llama así —“Intocables”— porque cuenta la historia de dos hombres frágiles que se encuentran y con gentileza aprenden a amarse.

Intouchables (Amigos). Dirección Olivier Nakache y Eric Toledano. Guión Olivier Nakache y Eric Toledano. Música Ludovico Einaudi. Fotografía Mathieu Vadepied. Con François Cluzet y Omar Sy. Francia, 2011.

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